Federico
García Lorca
Félix
Grande Lara
![]() |
MEMORIA A FÉLIX GRANDE Trabajo de los alumnos |
Alicia
Alves Rodríguez Inés Pineda Tejeda
Este
instrumento musical de origen indio y tan familiar entre nosotros, se
ha llevado bien con la Pintura y con la Literatura. Algunas muestras:
el poema “Guitare”, del creacionista Vicente Huidobro amigo de
Picasso y Juan Gris o la composición que Gerardo Diego incluye en
Manual de espumas en
la que los versos van dibujando la figura voluptuosa del instrumento,
convirtiéndola en símbolo erótico.
Nosotros,
sin embargo, nos acercamos a las guitarras de Félix Grande y de F.
García Lorca. Para el primero la música que nace de las cuerdas es
una pomada ante la angustia vital y el sentido de la existencia.
Félix
Grande
Madera de guitarra,
madera melancólica
inconcebiblemente
lujosa de memoria,
lujosa de nostalgia,
de soledad lujosa:
como un golpe de yedra
sobre la tapia abandonada y rota.
En soledad la pena
tiene seca la boca,
seca de gritar tanto
sin que nadie la oiga:
hasta que la madera
de guitarra se ahonda
entre la pena, y cuenta
toda la pena de la pena sola.
Las clavijas se tensan,
los bordones se aprontan,
los trastes se conduelen
el mástil reflexiona:
y de pronto el silencio
y el sonido remontan
la pena solitaria
y en música la vuelven y la honran.
Bendita esta madera,
bendita sea la historia
de la guitarra. Su alta
voz de misericordia
susurra su pomada en los
rincones
en donde el corazón se
desmorona,
y su luz sigilosa nos ayuda
a vivir tanteando entre las
sombras.
Federico
García Lorca
La
guitarra lorquiana es emblema del dolor infinito dentro de su
universo lírico (agua, viento…) y también, símbolo
antropomórfico de carácter ambiguo.
Escribió este poema en 1922 para un trabajo que
realizaba junto a Manuel de Falla que transmitía la idea de salvar
el arte popular gitano.
Empieza
el llanto
de
la guitarra.
Se
rompen las copas
de
la madrugada.
Empieza
el llanto
de
la guitarra.
Es
inútil callarla.
Es
imposible
callarla.
Llora
monótona
como
llora el agua,
como
llora el viento
sobre
la nevada.
Es
imposible
callarla.
Llora
por cosas
lejanas.
Arena
del Sur caliente
que
pide camelias blancas.
Llora
flecha sin blanco.
Llora
tarde sin mañana,
y
el primer pájaro muerto
sobre
la rama.
¡Oh
guitarra!
Corazón
malherido
por
cinco espadas.