jueves, 31 de octubre de 2013

Oda al pan

Pablo Neruda (1904 - 1973)

Odas elementales (1954), fueron escritas por Neruda cuando ya había alcanzado su madurez poética. Quería interpretar el mundo cantando a las cosas sencillas y a las materias humildes.

Se centra en la solidaridad y la fraternidad. Siente la poesía como un oficio al servicio del pueblo, cuyo fin único es ayudar a que éste despierte y luche en defensa de sus derechos.




 El pan, amasado y cocido en los  hornos de la creatividad, salió convertido en palabras  por el alumnado de ESO.  Se ve mejor cuando se mira con más atención…



Mi padre ha dejado un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado por mi hermano y abierto
en unos migajones por mi gato.

Huele a mi madre cuando me dio su leche,
huele a tres ríos por donde he pasado:
a Guadiana, a Guadalquivir, a Miño,
y a mis entrañas cuando canto.
                                                                 
                                                                                 Laura Madruga          4ºB

        Al llegar a casa, mi madre me mandó a comprar el pan, bajé al horno y aquel dulce aroma crujiente era como unas galletas al morderlas. Al sacarlo ardía como el brasero en invierno. Sentí el deseo de darle un pequeño mordisco, pero me contuve.

        En casa lo serví en la mesa, me senté. Aún quemaba, pero corté un trozo, tenía un sabor agridulce, ni salado, ni dulce, un tacto tierno, su masa se deshacía en mi boca. Nunca había comido un pan así.

Estefanía Barroso Guillén 4ºB

        Se encontraba en aquella mesa solitaria aquella mañana, pellizcado y con muchas de sus migas esparcidas por toda la mesa en la que llevaba dos semanas, ya no tenía el intenso color dorado y la ternura que tuvo en su momento, ahora tiene un color pálido y una fina capa de moho que cubre todo el contorno del hermoso pan que fue en su momento, ahora es el alimento de hormigas, el posadero de moscas y mosquitos y el único inquilino de aquella casa abandonada en aquel invierno húmedo y gris.


Carmen Bejarano Romero 4ºB

viernes, 18 de octubre de 2013

En busca del tiempo perdido.


Marcel Proust

En busca del tiempo perdido. Por el camino de Swan

Marcel Proust (1871-1922) fue un escritor francés, autor de En busca del tiempo perdido, una serie de siete novelas por las que es reconocido como uno de los más grandes escritores de la Literatura Universal.

El famoso fragmento de la magdalena muestra cómo a veces son las impresiones sensoriales más insignificantes en apariencia (un olor, una música, un sabor..) las que abren los baúles más olvidados de la memoria.

         « […] En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar el por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té […]»

La magdalena

lunes, 14 de octubre de 2013

Por qué ...


       En octubre del impar 2013, los aprendices de Lengua C. y Literatura, como cada semana desde hace años, se sumergen, fieles, en su fantasía, en sus recuerdos y sentimientos, en su ánimo, en sus ganas…y escriben historias sorprendentes más allá de la razón, con palabras que parecían estar agotadas en las definiciones. De lo cotidiano, en un ejercicio de adivinación, se extrae la magia escondida y surgen las historias, los espejos.

        La literatura, ayuda a vivir, a observarnos a nosotros mismos. Es como una escafandra, permite al ser humano que la usa, permanecer en un medio diferente a la atmósfera habitable y renovar el oxígeno de la respiración.