Gritos por los pasillos, gritos en los cambios de horas, gritos en los recreos, gritos al salir…gritos, gritos, gritos…Familiares, abominables, eufóricos, desolados…Envueltos por decibelios de sobra, aparecimos en silencio frente al grito por excelencia, el icono expresionista creado por Eduard Munch (1893).
La figura andrógina acapara la atención representando por una parte al hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial, y por otra, simbolizando la incomprensión y la crítica hacia la nueva organización socioeconómica de su tiempo, que Munch no entendía.
Los
españoles somos conocidos porque gritamos mucho, yo vivo en Extremadura, aquí se
grita mucho, pero dicen que en Andalucía se grita más. En mi instituto dicen los
profesores que se nos escucha desde la rampa,pues yo diría que en Sevilla se
les escucharía desde el patio y en Cádiz se les escucharía desde la manzana de
enfrente,si dicen que allí se grita más será así. Si subimos más al norte,por
ejemplo,en Madrid se habla normal, ni alto ni bajo.Pero si ya nos vamos a
Galicia, Asturias, o cualquier punto del norte, sólo oyes lo que dicen si estas a
su lado,sino,les oyes pero no sabes lo que están diciendo,Yo he ido a
Santander, a Oviedo, a San Sebastián y está más que comprobado.
He exagerado
un poco con esto de si se grita más al sur y al norte no pero era lo que quería
sólo por añadirle un poco de humor al texto.
Rafael Pino
Intentamos encender
las linternas pero no funcionaban, era todo muy oscuro, pero con el
reflejo de la luna nos conformábamos para ver. Había sillones rajados, y
el suelo estaba pegajoso, unas escaleras se hallaban delante de
nosotros faltaban peldaños pero se subían bien. En el piso de arriba, se
escuchaban susurro, y todos nos quedamos pálidos, pensamos en irnos,
pero cuando nos dispusimos a ello, una mujer se nos presentó delante y
gritó, gritó tanto que estalló los cristales, y eso en mis oídos era muy
doloroso. Una compañera la quiso empujar pero al hacerlo, esta se cayó
por las escaleras. Todos gritamos al saber que era un fantasma y salimos
corriendo, desde ese día, esa casa pasó a llamarse "La casa de los
gritos".
Estefania Barroso Guillén
Nos
quedamos roncos de tanto gritar. Grito desde mi infancia, lo hago en mi
adolescencia y seguiré haciendolo en mi juventud y madurez, aunque
intentaré hacerlo lo menos posible, es molesto y queda muy feo.
Intentaré solucionarlo hablando y dialogando.
Grito para mandar hacer algo.
Grito de miedo, alegría.
Grito de miedo, alegría.
Grtio para hacer una llamada de atención.
Grito para que se me escuche y exponer mis ideas y razones.
¡NO GRITES, DIALOGA!
María Ledo Bernet
Los
padres tenían que irse a trabajar y decidieron dejarla al cuidado
de la niñera. Mientras jugaba, comenzó a oír gritos. Salió de su
habitación muy asustada pero no encontró nada ni nadie. Volvió
dentro.
Pasadas
cinco horas, sus padres regresaron. La niña corrió a contárselo
todo pero pensaron que solo quería llamar la atención. Esa misma
noche, la madre escuchó esas voces y el padre también.
Fueron
a buscarla a su habitación, y se mudaron a casa de un familiar
cercano. Él,les contó la leyenda de aquel lugar y finalmente,
cambiaron de casa.
Elisabeth Torres Esteban
No hay comentarios:
Publicar un comentario